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Luce frontera sin migrantes

México.- En vísperas de la fecha límite del Presidente Donald Trump para imponer aranceles a México, hay algo difícil de ignorar en el lado mexicano de la frontera: los migrantes se han ido.

En las que antes eran algunas de las zonas más concurridas de la frontera -Ciudad Juárez, Tijuana, Matamoros-, los albergues que solían estar desbordados ahora alojan a unas pocas familias. Los parques, los hoteles y los edificios desocupados en donde antes bullía gente de todo el mundo están vacíos.

En la frontera, donde en algún momento los migrantes dormían en campamentos a pocos metros del muro de nueve metros, sólo quedan ropa y zapatos cubiertos de polvo, tubos de pasta de dientes enrollados y botellas de agua.
“Todo eso se acabó”, dijo William Morton, misionero de una catedral de Ciudad Juárez que sirve comidas gratuitas a los migrantes. “Nadie puede cruzar”.
La semana pasada, la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional de EU, Kristi Noem, anunció que el Servicio de Aduanas y Protección de Fronteras había detenido sólo a 200 personas en la frontera sur el sábado anterior, la cifra más baja en un día en más de 15 años.

Trump ha atribuido la caída de las cifras a sus medidas enérgicas contra la migración ilegal, aunque también ha anunciado que enviará miles de fuerzas de combate adicionales a la frontera para detener lo que él llama una invasión.
Pero, según los analistas, las propias medidas de México para restringir la migración -no sólo en la frontera, sino en todo el País- han dado resultados innegables.

En febrero, el Gobierno de Trump dijo que suspendería durante un mes la imposición de aranceles del 25 por ciento a las exportaciones mexicanas, desafiando a México a reducir aún más la migración y el flujo de fentanilo a través de la frontera.
Ese progreso ha puesto a México en una posición negociadora mucho más fuerte que cuando Trump amenazó por primera vez con aranceles, durante su primer mandato.
“México tiene una nueva influencia en comparación con 2019”, escribieron en un informe Ariel G. Ruiz Soto y Andrew Selee, analistas del Migration Policy Institute, un centro de estudios no partidista. La cooperación de México, dijeron, lo ha hecho “indispensable” para EU.

En las ciudades fronterizas mexicanas, la escena en los albergues para migrantes es muy parecida: mesas vacías a la hora de comer, literas sin usar.
Incluso antes de que Trump asumiera el cargo, el número de personas detenidas tratando de cruzar la frontera había estado disminuyendo drásticamente, según datos del Gobierno de EU.
Muchos de los que esperaban en las ciudades fronterizas tenían cita a través de CBP One, una aplicación que permitía a la gente concertar citas para solicitar asilo a las autoridades en lugar de cruzar la frontera, dicen los responsables de los albergues.
Después de que Trump canceló la aplicación en su primer día en el cargo, la gente se dio por vencida después de unos días y se dirigió al sur, a la Ciudad de México o incluso a la frontera sur, dijo Juan Fierro, un pastor en el albergue El Buen Samaritano en Ciudad Juárez.

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