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Esto dice la ciencia sobre las relaciones con más de dos personas

Desde The Bachelor hasta Married at First Sight, los programas de telerrealidad nos venden la idea de que una pareja perfecta nos completará. La fórmula es familiar: encontrar a “la persona indicada”, asegurarla y vivir felices para siempre.

Pero detrás de las ceremonias de las rosas y las bodas de cuento de hadas se esconde una realidad muy diferente. Un nuevo metaanálisis desafía la creencia arraigada de que las relaciones monógamas son más satisfactorias que las no monógamas.

El estudio utilizó datos de más de 24 mil personas de todo el mundo. No se observaron diferencias significativas en la satisfacción en las relaciones ni en la satisfacción sexual entre personas en relaciones monógamas y consensuales no monógamas. Y eso cambia la forma en que concebimos las relaciones.

Tener chats sexuales con otras personas, borrar el historial de navegación y ocultar el celular son algunas de las acciones más frecuentes
Durante años, se ha asumido que la monogamia (el compromiso romántico y sexual exclusivo con una sola persona) es la norma de oro.

Pero resulta que el secreto para una relación plena podría no residir en la exclusividad en absoluto. Parece que se trata más de honestidad, comunicación y acuerdo mutuo, independientemente de cuántas personas estén involucradas.

Una suposición arraigada
La creencia de que la monogamia conduce a relaciones más satisfactorias parece de sentido común para la mayoría de las personas.

Nuestras experiencias del mundo, desde los cuentos de hadas infantiles hasta las políticas gubernamentales, la refuerzan constantemente: no hay una casilla de “poliamoroso” en la declaración de la renta, por ejemplo. La mayoría de las películas terminan con una pareja marchándose juntos hacia el atardecer para vivir felices para siempre.

La creencia de que la monogamia conduce a relaciones más satisfactorias parece de sentido común para la mayoría de las personas.
Y la cultura popular no ha hecho mucho por cuestionar esta suposición. Las relaciones no monógamas rara vez se representan en pantalla y, cuando lo hacen, como en Wanderlust o Tú, yo y ella, a menudo se muestran como caóticas, emocionalmente tensas y destinadas al colapso.

Estas ideas crean lo que hemos llamado el “mito de la superioridad de la monogamia”: la suposición de que las relaciones monógamas son más satisfactorias, más amorosas y más estables que las formas alternativas de relaciones.

Qué es la no monogamia consensuada
La no monogamia consensuada se presenta de muchas formas, pero el aspecto clave es que todos los involucrados están de acuerdo en que tener múltiples parejas románticas o sexuales es aceptable.

La consciencia explícita de todos los involucrados significa que estas relaciones se basan en el consentimiento, la comunicación y el respeto mutuo.

Se presentan en muchas formas, como: relaciones abiertas, poliamor, monogamish y swinging.

La no monogamia consensuada se presenta de muchas formas, pero el aspecto clave es que todos los involucrados están de acuerdo en que tener múltiples parejas románticas o sexuales es aceptable
Como resultado, las personas en estas relaciones suelen reportar mayores niveles de confianza, comunicación e intencionalidad en su relación.

El reciente metaanálisis exploró cómo se comparan las relaciones monógamas y no monógamas en diversas dimensiones de satisfacción sexual y relacional. Estas incluyeron intimidad, pasión, confianza, satisfacción sexual y felicidad general en la relación.

Concluimos que las personas en relaciones no monógamas están igual de satisfechas que las monógamas. Pero entonces, si las relaciones no monógamas no son menos satisfactorias, ¿por qué se cree que lo son?

En muchas relaciones monógamas, la causa más común de insatisfacción o ruptura es la infidelidad: cuando se asume la exclusividad, pero no se mantiene, la confianza puede verse afectada.

Las relaciones no monógamas consensuadas, por el contrario, incorporan la apertura en su estructura. Al acordar límites desde el principio, las parejas pueden evitar algunas de las traiciones que más perjudican las relaciones monógamas.

Las personas en estas relaciones suelen enfrentarse al estigma, la discriminación y las barreras sistémicas. Es menos probable que revelen su estado civil a médicos, terapeutas o empleadores por temor a juicios o malentendidos.

Sus relaciones rara vez son reconocidas legalmente y las suposiciones sociales a menudo las pintan como inestables, excesivamente sexuales o emocionalmente distantes.

Sin embargo, muchas personas en relaciones no monógamas prosperan a pesar del estigma, probablemente gracias a la confianza y la comunicación que estas relaciones requieren.

Reconocer las relaciones consensuadas no monógamas puede ayudar a reducir el estigma, mejorar el acceso al apoyo y promover el bienestar de las personas en todo tipo de relaciones.

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